En 1913
los colonos europeos en Sudáfrica instauraron la Ley de la tierra de los
nativos, donde básicamente se les arrebataban sus tierras y se creaban los
“homelands”, lugares donde hacinaban a los nativos y los condenaban a la
pobreza. Eliminar su propiedad privada, además de otras medidas que se
instauraron contra ellos (imposibilidad de estudiar, de crear una empresa, de
aprender un oficio…), erradicaba toda la opción de prosperar económicamente. Los
colonos europeos observaron que los negros nativos evolucionaban económica y personalmente
conforme desarrollaban la agricultura, como era lógico. Para los colonos
suponía un problema esta mínima evolución económica de los nativos, debido a
que requerían su mano de obra para la explotación de las minas de oro y diamantes,
mano de obra que no iban a obtener a los precios que proponían si no empobrecían
radicalmente a la población negra. Así, el objetivo de las medidas que
instauraron los colonos fue empobrecer a los nativos de tal forma que se lanzaran
a trabajar a las minas casi a cualquier precio. Bien, pues entre 1911 y 1921 el
sueldo medio en la minería en Sudáfrica se redujo un 30%, y 40 años después
seguían un 12% más bajo que en 1911, teniendo en cuenta que este país tuvo un
crecimiento económico estable durante este período. Gracias a ello Sudáfrica
llegó a ser el país más desigual del mundo.
Esto nos
deja varios matices y conclusiones para analizar la situación económica actual:
Está
claro que además del dato de crecimiento de la producción industrial, de las
exportaciones, del crecimiento de la inflación y de variables económicas lejos
del día a día y del entendimiento de la población, deberíamos empezar a
fijarnos en variables mucho más relevantes para medir la calidad de vida de un
país. Hablamos de medidas de desigualdad, de bienestar, de empleo, de igualdad
de oportunidades, de discriminación racial y sexual, de analfabetismo, de
integración, de natalidad y mortandad o de conciliación familiar. Medidas que
pasan siempre de largo y que nunca se presentan como las realmente importantes,
quizá no interesen políticamente.
Recientemente
la Comisión Europea (avalada por el FMI) lanzó una recomendación a España, dentro
de su desarrollo agresivo de políticas neoliberales. El consejo, sin el más
mínimo fundamento teórico, es una bajada directa y adicional en los sueldos del
10%. Rebaja que se supone se aplicaría a
los pacientes empleados públicos y a los empleados de las pymes españolas (99%
sobre el total de empresas) que tienen la suerte de mantener aún su trabajo. Rebaja
del 10% que deberíamos sumar a las desaparecidas pagas extras, a las
inexistentes horas extras, a las rebajas ya pactadas estos años atrás, a los
ERE que se traducen en menos sueldo neto, al cambio de empleo aceptando menor
sueldo, a las no actualizaciones del IPC en los salarios y a la generalizada
inestabilidad laboral que existe, y que también se traduce en una mayor incertidumbre,
una peor expectativa, una menor inversión y un casi nulo consumo interno.
Cuesta creer que el consejo haya salido de alguien con alguna mínima noción de
economía, ya no digo del Fondo Monetario Internacional…
Si en la
historia Sudafricana del Apartheid cambiamos “colonos europeos” por “grandes
capitales” y “población nativa negra” por “obreros y empleados” encontramos un
relato que no difiere tanto de las medidas y recomendaciones que nos llegan impuestas desde Bruselas.
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Muy buena entrada, me ha hecho pensar mucho. Como asusta la situación que estamos viviendo.
ResponderEliminarALF
Ciertamente hay paralelismos que dan que pensar, son otros tiempos y otras circunstancias, pero al final la esencia del problema y la injusticia parece repetirse a lo largo de la historia.
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