Cuando el conde Egor Kankrin fue nombrado Ministro de
Finanzas en 1823 bajo el mandato absolutista del Zar Nicolás I, entre sus
reformas económicas encontramos una que podemos, de alguna forma, asemejarla a
la situación actual. Egor destacó por sus medidas archiconservadoras que
buscaban como único objetivo mantener el estatus privilegiado del gobierno ruso
y de alejar al pueblo de cualquier opción de progreso económico y social,
manteniendo un sistema de servidumbre que ahogaba a la población. Entre sus
medidas, por ejemplo, estuvo evitar cualquier línea de ferrocarril en el país.
Aquí destacaremos únicamente la que nos interesa; como condición necesaria para obtener un préstamo en el banco público ruso (el único que había) estableció que la garantía del mismo fuera un siervo, la consecuencia inmediata era que eliminaba todas las opciones para que agricultores, comerciantes y artesanos pudieran endeudarse con el fin de invertir en su negocio y así mantenerlos siempre pobres sin ninguna opción de inversión en innovación y tecnología, esto, extrapolado a mayor escala, ayudó en buena medida a que Rusia arrastrara su pobreza hasta bien entrado el siglo XX.
Aquí destacaremos únicamente la que nos interesa; como condición necesaria para obtener un préstamo en el banco público ruso (el único que había) estableció que la garantía del mismo fuera un siervo, la consecuencia inmediata era que eliminaba todas las opciones para que agricultores, comerciantes y artesanos pudieran endeudarse con el fin de invertir en su negocio y así mantenerlos siempre pobres sin ninguna opción de inversión en innovación y tecnología, esto, extrapolado a mayor escala, ayudó en buena medida a que Rusia arrastrara su pobreza hasta bien entrado el siglo XX.
Bien, casi 200 años después podemos encontrar una clara
similitud con la situación actual, con algunas diferencias que podemos
detallar:
· La banca ahora es privada, aunque como bien
sabrán buena parte de ella está nacionalizada y politizada y otra parte casi
monopolizada, es un oligopolio para ser exactos, así que este punto no difiere
tanto.
· El gobierno español no ha creado una medida tan
explícita como exigir un siervo como garantía, pero sí tiene mucho que ver en
la falta de supervisión por parte del Banco de España; en la incompetencia en
los consejos de administración de las Cajas de Ahorro; en los intereses de los
sectores de poder económicos y políticos y en la corrupción entremezclada de
grandes empresarios, banqueros y políticos.
· Actualmente no hay que llevar a un criado como
aval bancario, pero los niveles de exigencia para la obtención de crédito se
están desproporcionando.
Salvo esto, y en lo que sólo respecta al crédito, no veo más
diferencias. Las pequeñas empresas ni se molestan en acudir al banco a
solicitar un préstamo, saben que bien le será denegado o bien que los intereses
que les van a repercutir son tan altos que no podrán compensarlos con los ajustadísimos
márgenes que la crisis les ha impuesto. A las entidades prácticamente sólo
llegan operaciones de trabajadores que buscan comprar un puesto de trabajo
mediante pequeños comercios y autoempleos varios, es esto o estar en paro quizá
el resto de su vida.
Cierto es que en los últimos 10 años nos hemos endeudado
todos al límite, pisos a precios irracionales, coches de lujo, viajes cada año
a un país distinto, y en general un nivel de vida que no nos correspondía,
siempre proporcionado por crédito bancario, por dinero ficticio, por apuntes en
cuenta, por humo, en definitiva. El ser humano es ambicioso por naturaleza y
todos estábamos encantados de vivir como ricos, pero el límite llegó y como
subió se desplomó, un dinero que no existe y que no se respalda por recursos
naturales no aguanta nada, el propio mercado ajustó el exceso, o como dirían
los seguidores del célebre Adam Smith, la mano invisible actuó.
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