domingo, 22 de septiembre de 2013

Políticas de RRHH que aprenden del Nazismo

En la portada del principal periódico del partido Nazi (Völkischer Beobachter) del 21 de abril de 1934 vemos como Heinrich Himmler pasa a ser responsable de la Gestapo (policía secreta Nazi) y Comandante de la Policía Política de los Estados Federales, cuya función básica será sembrar el terror en la población y consolidar la expansión del imperio Nazi. Ya no vamos a entrar en el fondo de este hecho sino en la forma de algunos detalles de esta portada.



Por otra parte, el ascenso democrático al poder del partido Nazi todavía hoy se sigue estudiando en las universidades de programas en comunicación de todo el mundo, como ejemplo de campaña de promoción y publicidad, sin esta ejemplar campaña nunca hubieran llegado al poder, ni se explicaría que después de numerosos fracasos electorales finalmente obtuvieran alrededor del 40 % de los votos.

Además, paralelamente encontramos otro dato del régimen Nazi que quiero comentar para luego enlazarlo todo con algunas políticas de recursos humanos que aún hoy percibimos en las grandes empresas. Uno de los grandes problemas al que el régimen se enfrentaba, y que pocas veces nos hemos parado a pensar, era el inmenso desgaste mental y trastorno psicológico que padecían los trabajadores y ejecutores de las órdenes que llegaban desde los mandos en los campos de concentración. Para ello idearon y extendieron lo que se llamaría “dilución de responsabilidades” y que consiste en que nadie crea que es el responsable último o final del sufrimiento y la barbarie que entre todos proporcionaban, si todos creen que con su acción no es el responsable final y que es un mero actor de una cadena de acciones, psicológicamente será mucho más llevadero y, por ende, se actuará sin escrúpulos y de forma más eficaz.




Detallados estos puntos, y si han trabajado en alguna gran empresa, quizá ya intuyan de qué estamos hablando. Las grandes empresas con avanzados departamentos de Recursos Humanos se focalizan en buscar un compromiso pleno del empleado, por un lado ejerciendo un control sobre su persona y por otro convenciéndole de que su trabajo es el soporte de su vida, no económicamente, que hasta aquí podría estar de acuerdo, sino personalmente. Este control personal y compromiso máximo del empleado se traduce en dinero para la empresa, cuyo concepto es el único objetivo, especialmente si pensamos en el sector financiero.

El control personal se ejerce buscando una falsa e interesada confianza para llegar a conocer cuantos más aspectos personales mejor y, cada vez más, apoyándose en la tecnología, con un control de las redes sociales en las que participa el trabajador, localizadores GPS en el móvil del trabajo, programas para teletrabajar desde cualquier sitio a cualquier horario o comunicaciones importantes fuera de horario de trabajo que poco a poco hacen que nunca desconectes. Tanto la Stasi (Servicio de inteligencia soviético en la RDA) como la Gestapo (policía secreta Nazi) buscaban el control total sobre la población mediante su conocimiento personal, esto les daba poder, poder sobre la población y poder político en definitiva.

Respecto a la búsqueda del convencimiento de que fuera de la empresa no hay vida posible, encontramos políticas de continua e incesante promoción interna basadas en un nombramiento de cargos rimbombantes y vacíos de contenido; elogios gratuitos en público; continuas reuniones y comidas de empresa; falsas promesas de llegar a un puesto que hará que tu vida cambie; encuestas periódicas de satisfacción del empleado y rankings y reconocimientos manipulados para mostrar que la empresa en la que trabajas es la mejor del país; y una vestimenta impecable y formal que sólo buscan el engaño del que la lleva y del que la mira.

En la portada donde aparece el nombramiento de Himmler vemos sus grandes puestos corporativos, siempre sonoros, en mayúsculas y mostrados en público con un envoltorio de elogios y reconocimientos a su entrega a la empresa; 80 años después continua el mismo método en las grandes empresas, aunque lamentablemente los puestos de Himmler no estaban vacíos de contenido, como antes dije, hablamos más de la forma que del fondo.

Finalmente el otro punto destacado, la biensonante “dilución de responsabilidades”, claramente se sigue utilizando en la actualidad, en una gran empresa que presume de inmensos beneficios no siempre se utiliza como premisa la ética personal, los departamentos de Recursos Humanos tienen que saber cómo gestionar que el peso de las decisiones de los mandos no recaiga sobre una persona en concreto, que todos puedan tener alguien al que echar la culpa final de una difícil decisión, y así pensar que nunca el ejecutor es uno mismo. Esto se consigue mediante un entramado de departamentos y responsables sin una clara función pero que sí ayudarán a la perfecta canalización de las decisiones y a que el engranaje funcione a la perfección.

El régimen Nazi utilizó esta táctica en el penoso extremo del ser humano, lo que vemos hoy en este aspecto es simplemente una dilución del término.


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* Esta entrada está publicada el 22 de septiembre de 2013, menos de un mes después, el 18 de octubre, nos encontramos con una noticia que soporta este artículo. Con la muerte del oficial nazi Erich Priebke, sacan a la luz declaraciones suyas de antiguas entrevistas, donde ejemplariza la dilución de su responsabilidad, a pesar de ser un alto cargo en el régimen, alude a la presión que soportaban los ejecutores finales de las directrices y, finalmente, relata que su propia vida dependía del desarrollo correcto e impecable de las directrices marcadas.

http://actualidad.rt.com/actualidad/view/108892-nazi-erich-priebke-ordenes-hitler?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=actualidad

viernes, 6 de septiembre de 2013

En Bruselas se vislumbra al Apartheid

En 1913 los colonos europeos en Sudáfrica instauraron la Ley de la tierra de los nativos, donde básicamente se les arrebataban sus tierras y se creaban los “homelands”, lugares donde hacinaban a los nativos y los condenaban a la pobreza. Eliminar su propiedad privada, además de otras medidas que se instauraron contra ellos (imposibilidad de estudiar, de crear una empresa, de aprender un oficio…), erradicaba toda la opción de prosperar económicamente. Los colonos europeos observaron que los negros nativos evolucionaban económica y personalmente conforme desarrollaban la agricultura, como era lógico. Para los colonos suponía un problema esta mínima evolución económica de los nativos, debido a que requerían su mano de obra para la explotación de las minas de oro y diamantes, mano de obra que no iban a obtener a los precios que proponían si no empobrecían radicalmente a la población negra. Así, el objetivo de las medidas que instauraron los colonos fue empobrecer a los nativos de tal forma que se lanzaran a trabajar a las minas casi a cualquier precio. Bien, pues entre 1911 y 1921 el sueldo medio en la minería en Sudáfrica se redujo un 30%, y 40 años después seguían un 12% más bajo que en 1911, teniendo en cuenta que este país tuvo un crecimiento económico estable durante este período. Gracias a ello Sudáfrica llegó a ser el país más desigual del mundo.



Esto nos deja varios matices y conclusiones para analizar la situación económica actual:

Está claro que además del dato de crecimiento de la producción industrial, de las exportaciones, del crecimiento de la inflación y de variables económicas lejos del día a día y del entendimiento de la población, deberíamos empezar a fijarnos en variables mucho más relevantes para medir la calidad de vida de un país. Hablamos de medidas de desigualdad, de bienestar, de empleo, de igualdad de oportunidades, de discriminación racial y sexual, de analfabetismo,  de integración, de natalidad y mortandad o de conciliación familiar. Medidas que pasan siempre de largo y que nunca se presentan como las realmente importantes, quizá no interesen políticamente.

Recientemente la Comisión Europea (avalada por el FMI) lanzó una recomendación a España, dentro de su desarrollo agresivo de políticas neoliberales. El consejo, sin el más mínimo fundamento teórico, es una bajada directa y adicional en los sueldos del 10%.  Rebaja que se supone se aplicaría a los pacientes empleados públicos y a los empleados de las pymes españolas (99% sobre el total de empresas) que tienen la suerte de mantener aún su trabajo. Rebaja del 10% que deberíamos sumar a las desaparecidas pagas extras, a las inexistentes horas extras, a las rebajas ya pactadas estos años atrás, a los ERE que se traducen en menos sueldo neto, al cambio de empleo aceptando menor sueldo, a las no actualizaciones del IPC en los salarios y a la generalizada inestabilidad laboral que existe, y que también se traduce en una mayor incertidumbre, una peor expectativa, una menor inversión y un casi nulo consumo interno. Cuesta creer que el consejo haya salido de alguien con alguna mínima noción de economía, ya no digo del Fondo Monetario Internacional…

Si en la historia Sudafricana del Apartheid cambiamos “colonos europeos” por “grandes capitales” y “población nativa negra” por “obreros y empleados” encontramos un relato que no difiere tanto de las medidas y recomendaciones que nos llegan impuestas desde Bruselas. 


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